Cada vez que metes a la lavadora tus edredones, la tela se agrava y la exposición al agua y al jabón puede romper la tela con el tiempo. Asimismo, tendemos a lavar más nuestras sábanas que los edredones o las mantas.
Esto se debe a que nuestras sábanas están en contacto directo con nuestra piel y son más propensas a recoger el aceite, las células cutáneas y suciedad. Por ello, es importante guardar esta ropa limpia.
Ten cuidado a la hora de hacer esto porque no todos los edredones se pueden lavar en la lavadora. Por ejemplo, si vas a guardar una colcha vintage por un par de meses, sería mejor sacudirla antes de almacenarla para evitar el lavado. También, podrías optar por el lavado en seco en una lavandería.
Cualquier ropa de cama que esté sucia debe lavarse antes de almacenarla en una bodega storage. Más importante todavía es asegurarse de que la tela esté completamente seca antes de guardarla. La humedad puede promover el crecimiento de moho y hongos.
La manera adecuada de guardar edredones en poco espacio es un paso importante en el almacenamiento porque una manta correctamente doblada ocupará menos espacio. Algunos edredones son voluminosos y difíciles de doblar. Otros no deben comprimirse o apilarse.
Una solución a este problema es enrollar la ropa de cama hasta formar una bola y atarla con una cinta. Esta opción es ideal porque las mantas son más accesibles y no se aplastarán por el peso de otras colchas.
Rodar los edredones de esta manera y almacenarlos de forma vertical evitarán la compresión. El exceso de peso puede dañar las plumas y provocar que estas se amontonen dentro del cobertor.
Si vives en una zona húmeda, te aconsejamos que optes por un depósito de alquiler, como el de The Safe Storage Co., que cuente con un deshumedecedor especializado que controle la humedad y temperatura, de manera que todo el aire que ingresa al edificio se seque y se trate.